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Diario YA


 

En el caso del mal, otras razones que le son peculiares lo hacen singularmente misterioso

Qué es ser mala persona

José J. Escandell. Muchas veces se ha dicho que el mal es un misterio. Claro que toda la realidad es misteriosa para nosotros, puesto que, para nuestro entendimiento, las cosas tienen siempre un fondo inaferrable. En el caso del mal, otras razones que le son peculiares lo hacen singularmente misterioso. El horror que causan los grandes crímenes bien puede ser vivencia hiriente de la específica opacidad misteriosa del mal. Como también el sobrecogimiento con que reaccionamos, por ejemplo, ante un terrible atropello cometido con niños inocentes.

. Era una entre noventa y nueve

Un cuento de ovejas

José J. Escandell. Érase una vez una oveja. Una oveja normal y corriente, que salía del redil con todas las demás y que volvía siempre para dormir tranquila y protegida. Era una entre noventa y nueve. Porque, desde luego, había una oveja especial, una que iba siempre a su aire, que nunca hacía lo que las demás, es decir, que nunca hacía lo que el pastor quería. Era como cualquier otra oveja, pero se la conocía como «la oveja negra». El pastor se pasaba casi todo el tiempo vigilándola y buscándola cuando se iba del rebaño.

La gallera

Un mundo infeliz: La juventud española ante su futuro

José J. Escandell. Hace unos días que se publicó el informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud titulado “Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro”. La escasa imaginación de los responsables del informe para ponerle título no obsta al interés de algunas de sus observaciones.

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La educación es tarea del Estado

José J. Escandell. Hace unos años escuché a un conocido socialista decir que el Estado en España debe asumir el protagonismo de la educación porque la familia ha hecho dejación de su tarea y está en crisis. En aquel momento yo entendí aquella afirmación como expresión de un mero hecho. En realidad contenía también una afirmación de principio.

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La fe como sentimiento

José Escandell. De vez en cuando se vuelve a oír eso de que la fe es un sentimiento. Esta idea es recurrente y, como el Guadiana, aparece y desaparece según caprichos y gustos. Creo interesante pensar en ello en este tiempo en el que la conciencia religiosa está siendo perseguida, cuando no se la reconduce hacia las templadas aguas del misticismo newager o hacia fideísmos irracionales.

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Todos moriremos

José J. Escandell. La fiesta de Todos los Santos va seguida de la celebración de los Fieles Difuntos y, por lo que se ve, acompañada por amplias dosis de simpleza. En cuestión de cementerios, almas, muertes y ultratumba, se desborda todo límite y se ejerce el arrogante derecho a inventar cuentos y leyendas entre bobalicones y pueriles. Sólo faltaba el trasplante a nuestros lares del malhadado «Halloween» para tener guinda del pastel.

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Providas abortistas

José J. Escandell. El rasgamiento público de vestiduras era digno de mejor causa, habida cuenta de que esos provida llevan muchos años jugando a acompasar los fines de sus respectivas asociaciones con los intereses del PP. Por lo visto, como Rajoy no les ha avisado del cambio y parece no haberles tomado en suficiente estima, se han quedado decepcionados como amantes abandonadas. Quizás sea que Génova no paga traidores.

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La persecución islamista

José J. Escandell. Hace unos días pude ver unas imágenes que los medios de comunicación corrientes nos hurtan, y que son las de los asesinatos masivos de cristianos en Irak. Una cosa es ver películas de tiros y otra muy distinta ver la frialdad con que un soldado va disparando en la cabeza a un hombre tras otro, en medio de un charco de sangre, y los empuja moribundos a una fosa. Se ve que a veces precisamos tan gráficas experiencias para que los hechos nos muestren su valor.

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Certeza, creencia, opinión

José Escandell. Uno de los caminos a través de los cuales se ha puesto en crisis toda moral ha sido el de presentar toda verdad como creencia. Por ejemplo, el sociologismo moral, tan difundido, ha convencido al mundo de que toda apreciación moral deriva, al fin y al cabo, de una coacción social, y no de la certeza acerca de la bondad o maldad morales propias de cada conducta.

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Moralina

José Escandell. Nuestra época tiene, entre sus muchos y variados rasgos, uno que hoy quiero traer a consideración. Se trata de su muy intenso aire moralizador. Se nos quiere convencer, desde los medios de comunicación, desde los ambientes culturales, desde la política, y también desde la religión, de que hay que «tomar conciencia» de tantísimos deberes.