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Diario YA


 

MOCHILAS ESCOLARES

Estamos formando la primera generación de personas que, por no saber, no saben si son hombres o mujeres

Manuel Parra Celaya. Cuando aún estaba en activo como profesor (¡ya hace diez años!), venía observando que los alumnos portaban sus mochilas escolares suspendidas sobre los riñones, sin tensar en absoluto las correas de los hombros. Un día, a la salida de las clases,  se me ocurrió aconsejar a uno de ellos al respecto: a fuer de montañero, le dije que lo recomendable era que la carga se repartiera en la espalda, para que no sufriera la columna. La respuesta me dejó literalmente anonadado: “Es que todos la llevan así”. Repetí el consejo a un par de alumnos más y la contestación fue idéntica: se trataba de no distinguirse, era un problema de moda, de mayorías.

reinventar la historia o tergiversarla obedece, como sabemos, a taimadas estrategias

AL FILO DEL 6 DE OCTUBRE

Manuel Parra Celaya. Ya es lugar común recordar que la historia nunca se repite, y parce ser muy cierto; la fabulación de las ucronías queda como mero divertimento de café, pues los hechos del pasado son tozudos y están enclavados en unos contextos concretos y, en todo caso, con escasa similitud con los actuales.    Por otra parte, reinventar la historia o tergiversarla obedece, como sabemos, a taimadas estrategias tendentes a controlar el presente y, si es posible, el futuro; tenemos suficientes ejemplos en la España actual, desde una perspectiva de aula escolar hasta la de los reportajes que nos ofrecen los medios adictos. No obstante todo esto, a menudo se nos presentan curiosos paralelismos históricos, con otros personajes y en circunstancias bien distintas, que nos hacen casi dudar del aserto del principio o, por lo menos, plantearnos si aquellos eones del maestro Eugenio d´ Ors pueden aplicarse de forma más amplia.

repatean especialmente los bienintencionados “relájate”, “cálmate, “fluye” o “disfruta”

CIRCO Y MANICOMIO

Manuel Parra Celaya. Dice la directora cinematográfica Isabel Coixet que tiene un serio problema con los imperativos que tanto proliferan,  y que le repatean especialmente los bienintencionados “relájate”, “cálmate, “fluye” o “disfruta”. Me reí a placer con su estupendo artículo (El Semanal, 17-IX-23) en ese sentido, porque a un servidor le sucede lo mismo. Como afirmaba Eugenio d´Ors, siento que me pican las pulgas de la pelliza de Viriato cuando me intentan imponer imperativos y criterios tranquilizadores, ya sean atrabiliarios, ñoños o cargados de intención malévola; incluso siento íntimo malestar con las señales de tráfico que incluyen la palabra “control”, aunque no me quede más remedio que acatarlas, por seguridad, civismo o amenaza de multa.

LA MALA PROSA POLÍTICA

No se trata, Sr. Sánchez, de hacer de ley todo lo que sucede en la calle

Manuel Parra Celaya. Hoy me he levantado con la vena poética, vaya usted a saber por qué; quizás porque he superado felizmente algunos problemillas gástricos de ayer, causados por la ingesta imprudente de las noticias de los telediarios y el cuerpo me pide una compensación. Abro, para empezar, unas páginas del recordado Aquilino Duque y libo de su poesía, tan maravillosa y, sin embargo, tan silenciada en vida y olvidada en su muerte por algunos; retengo en la memoria unos versos: “España hecha y deshecha / y, como siempre, dividida / en hijosdalgo e hideputas”; no caben las denuncias ni los melindres pues hay que aclarar que el poeta se refiere al tiempo de Cervantes, pero ¿verdad que es sugerente? Por si las moscas, elijo otros versos que no se prestan a confusión ni a juzgados de guardia: “Estar vivo en secreto es cosa grave, / es ir contra corriente y cara al viento”. Genial nuestro poeta sevillano.

PURITANISMO, HIPOCRESÍA Y NECEDAD

Manuel Parra Celaya. Ya tenemos otra vez a los ciudadanos escindidos en dos bandos de difícil reconciliación: quienes opinan que Luis Rubiales debe ser apartado fulminantemente de su puesto y condenado a las tinieblas exteriores,  y los que lo respaldan y aplauden. Hasta hace pocas semanas, la división se centraba en la aclamación entusiasta o censura sañuda hacia la cantante Amaral, por mostrar, de forma ostentosa y reivindicativa,  sus encantos en el curso de un recital. No sé hasta qué punto pueden coincidir esas trincheras abiertas con las preferencias hacia uno u otro candidato a gobernar España, pero todo podría ser.

Todo es relativo, y apuntamos que de ahí nace la corrección política que agobia a las sociedades occidentales

ESPAÑA, ASERTO PREPOLÍTICO

Manuel Parra Celaya. Al igual que el patriotismo, al que me refiero en concreto en este artículo, muchos otros aspectos dependen de que se haya alcanzado el supuesto consenso para ser investidos como verdaderos y, por tanto, alejados del error en el que se han sumido las minorías díscolas; la ética, la moralidad, la antropología, la propia historia…dependen del consenso obtenido. Todo es relativo, y apuntamos que de ahí nace la corrección política que agobia a las sociedades occidentales. Pero cada día cunde más la sospecha de que el famoso consenso es prefabricado; se trata, ni más ni menos, de “un mito político al servicio de las oligarquías políticas y sociales que se presentan como representantes de la sociedad” (Alberto Buela).

Las exigencias mínimas para considerar un régimen como democrático son el predominio de la ley

¿UTOPÍA O PREMONICIÓN?

Manuel Parra celaya.  En mi último artículo -escrito a vuelapluma en mi retiro salmantino- me hacía eco de un reciente libro, del que iniciaba la lectura, del Catedrático de Derecho Procesal D. José de los Santos Martín Ostos, titulado “La participación del pueblo en el poder (alternativa al sistema de partidos políticos”) (Ed. Astigi. Sevilla 2023), que he terminado con aprovechamiento en estos días veraniegos. Creo que merece algo más que aquella cita o una referencia bibliográfica, pues su contenido no tiene desperdicio para cualquier español (y europeo, en general) que se pueda clasificar como pensante; por su contenido y estructura, está escrito pensando en un público universitario,

ACUDAMOS A LO ETERNO

Es posible esa profunda transformación de la sociedad, pero deberá basarse en verdades pre-politicas

Manuel Parra Celaya. Lo que pone Calderón en boca de Segismundo… Por lo tanto, no voy a dedicar este artículo a un análisis más del resultado de los comicios del pasado domingo, pues doctores tiene la Iglesia, entre los que, por supuesto, no me encuentro; victorias pírricas y posibles nuevos pactos contra natura pertenecen al campo de la política, y un servidor prefiere aventurarse en el de la metapolítica, que es algo distinto. Solo diré que las referencias históricas son inevitables: en cuanto a la derecha, aquel triunfalismo de la CEDA en febrero del 36: “¡A por los trescientos!”, y con respecto a la izquierda, aquello de Churchill en cuanto a “…aliarse con el diablo”.

ATRÁS QUEDAN LOS VALLES…

Manuel Parra Celaya. El título que encabeza estas líneas corresponde a unos versos de una conocida canción montañera, pues, en víspera de vacaciones, uno prefiere eludir los comentarios estrictos sobre política (sin olvidarme del próximo compromiso con la urna) y, por supuesto, sobre los cotilleos de la prensa del corazón, tan machacona últimamente sobre cierto desposorio que me es del todo indiferente. Así pues, prefiero soñar con montañas, en mi caso concreto, con las Sierras de Gredos y de Béjar; espero que este sueño pueda convertirse en realidad en las próximas semanas, dentro de mis algo mermadas posibilidades… Cuando se ha adquirido ese gusanillo en etapas previas de la vida, es difícil desprenderse de él; mi amigo César Pérez de Tudela lo achaca a unos geniecillos que están ocultos entre bosques y rocas, y que te han encantado con sus tonadas apenas perceptibles para otros.

¿EL HUMOR EN LA POLÍTICA?

Manuel Parra Celaya. Indudablemente, la situación de España no es para tirar cohetes, sobre todo por la triste realidad de que algunos españoles se niegan a serlo pero pugnan para que se cuente con ellos de forma definitoria para legislar en contra de la integridad de la nación, gobierne quien gobierne. Esa es la cruda realidad, ante la que no cabe la estrategia del avestruz, y es un reto para varias generaciones sucesivas a la nuestra revertir el panorama de la presencia del negacionismo separatista.