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Diario YA


 

Cambios importantes en la vida diaria y laboral provocados por la pandemia del COVID-19

Algo sí ha quedado claro: el mundo y las personas, con sus rutinas y obligaciones, cambiarán drásticamente a raíz de la pandemia que ha representado el coronavirus.
Desde “quedarse en casa” de forma voluntaria hasta las medidas de confinamiento estrictas fomentadas por los respectivos gobiernos. Muchas son las decisiones que se han impulsado o propuesto para controlar los contagios e intentar, tanto como sea posible, que el COVID-19 pase a ser un mal del pasado reciente y se pueda volver a la normalidad. Sin embargo, como ya no pocos especialistas vaticinan, la normalidad posterior al Coronavirus no será igual, ni por asomo, a la que precedió a este momento crítico en los sistemas sociales y de salud de todo el mundo.

Formalidad
Economías emergentes. Las economías en países en vías de desarrollo e incluso en muchos países desarrollados se fomentan, muchas veces, en los cimientos del trabajo informal. Por eso, son muchos los colectivos que trabajan por cuenta propia y que sus ingresos dependen estrictamente del esfuerzo realizado, sin recibir ayudas, compensaciones o acceso a beneficios de salud o primas, como sí sucede en puestos formales.
Se podría hacer mención a colectivos como las escorts de Madrid, o de otras ciudades europeas, que han sido trabajadoras afectadas directamente por la pandemia global, porque ha impedido -por razones obvias- que su trabajo pueda realizarse de forma correcta. Y más aún ha afectado a toda su percepción de beneficios y derechos, que se amparan en lo anteriormente expuesto: ingresos que dependen del esfuerzo realizado.
La realidad tras la pandemia será diferente. El valor del trabajo será esencial para muchos colectivos cuya vulnerabilidad es muy elevada ante situaciones inesperadas como la que actualmente se viven.

Digitalización
Confinamiento. Una palabra que fácilmente se tradujo en alternativas de entretenimiento gracias al streaming y a internet, pero que también se tradujo en teletrabajar y estudiar a distancia.
Posterior a la pandemia, cuando todos los países perciban mejoras y tengan la confianza estructural de abrir completamente sus fronteras y economías, la digitalización será una de las preocupaciones máximas. Será indispensable migrar hacia los entornos digitales. 

Entretenimiento: si bien no serán reemplazados totalmente por su importancia cultural, los cines, teatros y museos están replanteando sus estrategias de acuerdo a una normalidad posterior donde el distanciamiento social, la conciencia colectiva alrededor de las medidas de higiene y hasta el temor a volver a juntarse demasiado dentro de un recinto sean la norma. Complementarán las ofertas que actualmente se han convertido en normales y lógicas, de plataformas de streaming y entretenimiento digital.        

Estudio: aunque la educación universitaria ha sido lenta y hasta reacia en su evolución hacia la educación a distancia, la pandemia ha obligado a un desarrollo ágil de muchos sistemas que, tras el Coronavirus, posiblemente se conviertan en la regla y no la excepción.

Comunicaciones: cumpleaños por Skype, videollamadas por Zoom y otras tantas cosas han sido el resultado del Coronavirus en lo que a la forma de comunicarse se refiere. El contacto físico seguirá siendo indispensable, porque el ser humano es, ante todo, social, pero las alternativas digitales se masificaron y muchas personas -que nunca habían tomado con importancia estos canales- las incorporarán en su día a día.

Trabajo: muchas empresas están actualmente migrando completamente sus puestos críticos hacia lo digital, hacia el trabajo remoto. Trabajar desde casa o desde un espacio donde tenga el empleado todas las garantías de salud y de protección, ha sido durante la pandemia el mejor recurso para evitar las pérdidas de empleo y, también, para que las empresas puedan seguir funcionando.

Consumo general: las compras por internet se han disparado y han sido la manera de sobrevivir tanto para compradores como para vendedores. A su vez, plataformas de búsqueda de servicios y productos, como Skokka -web especializada en clasificados para adultos- representan la importancia de normalizar el patrón de consumo a través de canales digitales, donde no sólo por seguridad y por usabilidad es mejor hacer las compras, sino también por distanciamiento social y protección a los demás.

Reingeniería de puestos de trabajo
Hay puestos de trabajo que desaparecerán aceleradamente. Antes de la pandemia, antes del confinamiento y sus crisis, el mundo y las principales economías se encontraban vaticinando cambios estructurales en los puestos de trabajo. Digitalizar algunos, reemplazar otros tantos por maquinaria y robots. El COVID-19 simplemente aceleró los tiempos para aplicar esos cambios.
Por eso, no serán pocos los puestos de trabajo que desaparezcan o se fusionen, y otros tantos serán reemplazados totalmente por máquinas.
No obstante, algunos puestos de trabajo no pueden ser reemplazados con máquinas. Los puestos que requieren del contacto cara a cara, como atención al cliente o soporte técnico, si bien representan tareas sencillas para un ser humano, todavía no representan procesos que puedan ser programados íntegramente en un robot, de manera que posiblemente se aplique reingeniería y se combinen con otras actividades, no sólo para salvaguardar la integridad y salud de los involucrados, sino para reducir las brechas salariales y funcionales que pudieran surgir.
Otros puestos no podrán ser reemplazados por máquinas, por su concepción estrictamente humana. Por ejemplo, al momento de contratar escorts en Colima, donde el trabajo de estas profesionales siempre deberá ser llevado a cabo por ellas, haciendo imposible la reingeniería o el reemplazo de sus funciones.
En casos como ese, la adaptación de funciones y servicios a una nueva realidad, a un nuevo grupo de clientes, a una nueva forma de vida y de trabajo, será lo importante para que todo lo que transcurra luego de la pandemia permita que puedan seguir realizando sus labores.
No se puede negar que la vida cambiará drásticamente. Trabajos, relaciones, amigos, rutinas y obligaciones, todo será diferente. Viajes de negocios, puestos de oficinas, compras en tiendas físicas y muchas otras actividades que antes eran inevitables, serán reemplazadas por procedimientos a través de canales digitales. Otros trabajos, sin embargo, deberán reinventarse -trabajadores informales, taxistas, servicios cara a cara-, creando una realidad económica y social inédita.