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De municipios desnuclearizados y hermanados

Manuel Morillo. 18 de mayo. Durante mis últimos viajes por zonas rurales me he fijado, primero con sorpresa, produciéndome cierta gracia, pero después, por reiterados, con enfado creciente, en los carteles que adornaban la entrada de múltiples pueblecitos.

Carteles que son fruto de acuerdos municipales de las corporaciones de esos pueblecitos.

El primero de ellos suele decir "Municipio desnuclearizado".

Al parecer, para los munícipes del sistema, estos pueblos de doscientos, cuatrocientos, mil habitantes, reunidos en pleno el principal problema de ese pueblo es la cuestión atómica. Quizá esos pueblos rechacen las radiografías, o cualquier otra forma de medicina nuclear.

El segundo de los carteles suele decir "Municipio hermanado con..(y ahí aparecía el nombre de un pueblecito extranjero, generalmente francés).

Pero el pueblo con el que se hermanan no es un pueblo de características similares en una zona normal, si no que, ¡oh casualidad!, está situado en los alrededores de una ciudad de interés turístico, generalmente París.

Y por supuesto para hermanarse los miembros de la corporación municipal del pueblito español van en pleno al citado pueblo, pasando por la ciudad turística, a costa de las arcas municipales o con subvenciones de las Diputaciones Provinciales, pero siempre con dinero público. Y para mantener y estrechar lazos esos viajes se repiten periódicamente. 
 
En el pirmero de los casos  es evidente que los munícipes de esos pueblos, siguiendo los modelos de los ediles de ciudades mayores,  en vez de preocuparse por su convecinos y dedicar los plenos a asuntos que de verdad son necesarios para el buen desarrollo de la comunidad quieren hacer políticas ideológicas y demagógicas que no corresponden al ámbito de la competencia municipal, y no dejaría de producir conmiseración por esas concejales si no fuera porque mientras emplean las energías en esas cuestiones no se atienden los verdaderos problemas vecinales.

El segundo caso tiene los inconvenientes del primero, pero además supone la malversación de fondos públicos en provecho particular de los políticos locales. (En general además estos derroches no son denunciados por los concejales de la oposición pues también se aprovechan del asunto, recordándonos las votaciones del Parlamento y sus unanimidades en las subidas de los sueldos de los diputados)

La corrupción del sistema se extiende y llega a los politiquillos menores de los pueblos que a su nivel también explotan a los contribuyentes

Estos asuntos, podrían quedarse en anécdotas chuscas de la clase política propiciada por el sistema político que padecemos. Pero cuando se habla con los lugareños y se ve la gravedad de los problemas que padecen los pueblos españoles, deja de tener gracia. 

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