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Diario YA


 

Editorial: "La independencia de los jueces"

No por conocido deja de ser vergonzante el espectáculo de los distintos partidos políticos proponiendo a sus candidatos para el Consejo General del Poder Judicial. Proponiendo a los jueces que después se tendrán que pronunciar sobre asuntos que disponen o ejecutan esos mismos partidos, en una suerte de vínculo antinatura que realmente repugna. Lo más tremendo de todo es que los portavoces de los partidos, lejos de mostrar rubor ante semejante perversión de la Justicia y de la democracia, aún tienen rostro para salir a los medios a expresar su "enorme satisfacción" por los acuerdos alcanzados.

Y es que, precisamente, una de las lacras del sistema es que la clase política se ha convertido en una casta sin escrúpulos que no conoce la vergüenza, y que sabe que lejos de la ubre pública tendría serias dificultades para ganar el jornal. De ahí que aproveche la ingenuidad y el pasotismo de la ciudadanía para componer todas las argucias posibles de cara a conseguir la perpetuación en el poder.

Si alguna garantía debiera tener la democracia para asegurar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, esa es precisamente la separación de poderes y la independencia de los órganos jurisdiccionales. Un sistema que asiste con toda naturalidad al "show" dantesco de los portavoces parlamentarios haciendo pública la lista de sus jueces y magistrados "favoritos", definitivamente no tiene mucho que ver con la esencia democrática.

Después la cosa se maquilla, y todos respiramos tranquilos, cuando se añade que "después han de ser elegidos por las Cortes Generales". Claro. Las Cortes en las que el partido en el Gobierno, que tiene la mayoría absoluta, aplica su rodillo y aprueba todo lo que propone; y en las que el resto de grupos ven recompensada su cosecha de votos con la elección de sus jueces ideales. Un tinglado ideal, si no fuera porque los ciudadanos pintamos más bien poco.

Hasta que los propios jueces no se elijan entre ellos para ocupar los puestos correspondientes de los órganos judiciales, esto seguirá siendo un simulacro de democracia, como hasta ahora. Y pueden empeñarse y sacar pecho todo lo que quieran los ilustres padres de la patria, porque la realidad es esa. Y, como es fácil deducir, algunos medios de comunicación lo seguiremos exigiendo mientras haya quien nos quiera escuchar.

Martes, 9 de Septiembre de 2008.

 

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