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Diario YA


 

El duelo y el dolor. II.

El segundo análisis que les propongo a los lectores es el correspondiente al impacto y sufrimiento que tienen las diferentes víctimas y afectados del desastre aéreo. Me permitirán ustedes esta serie de artículos encaminados a aportar información y luz terapéutica a aquellos conciudadanos más necesitados, dolientes y sufridores que con el paso de los días sienten una herida descarnada y un umbral de dolor y enojo altos.

El día anterior les ofrecía la tipología poblacional según el impacto de la tragedia, lo cual devendrá en diferentes consecuencias y sintomatologías físicas y emocionales, con su correspondencia secuela temporal. Pues bien, hoy valoraremos las características generales del impacto del dolor y muerte tanto en familiares que no han asistido en vivencia al trauma, como en las propias víctimas, testigos directos del caos y presentes ante el estímulo aversivo del accidente. Un último matiz es el rango adulto de todos ellos, puesto que el mundo infantil y su vivencia traumática merece un análisis detallado y pormenorizado.
 
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL DOLOR Y EL TRAUMA EN LOS ADULTOS; DIRECTOS E INDIRECTOS DE LA TRAGEDIA.
 
·         Es una necesidad básica y salutogénica el manifestar el dolor, a través de sus múltiples expresiones; gestualidad, llanto, cólera, vestimenta, lenguaje, arte, etc. Sólo serán conscientes, y por lo tanto, se deshechizará el trauma cuando lo liberemos a través de manifestaciones externas.
·         En las pérdidas múltiples el trauma dura mucho más, la negación es más fuerte, la ira es más intensa y la tristeza y depresión serán también mayores. Una vez que se enfrenta el trauma, hecho que sólo llega con el tiempo y una adecuada ayuda social y especializada, se superará la conmoción inicial y se irá solventando la negación y el enojo. No hay que asustarse, es un proceso natural y deseable para una correcta recuperación.
·         En el caso de la aceptación de la muerte de los fallecidos, es de vital importancia el ritual de despedida y enterramiento. Cuando este hecho se ha producido, se liberan tensiones y se cierra una ventana muy dolorosa, según cada estilo cultural y espiritual de cada familia. En la medida de lo posible, se recomienda que los familiares asistan al sepelio y hagan manifestaciones externas, no escandalosas, del dolor. De este modo, se vive en primera persona los escalones dolorosos, pero necesarios para afrontar la pérdida definitiva del ser querido.
·         Dejar paso a las dudas y planteamientos hipotéticos en el plano de un pasado que ya no se puede remover. Esta dimensión cognitiva es también necesaria y libratoria de culpas y traumas inconscientes. Así pues es normal dar rienda suelta a preguntas y cuestiones del estilo: ¿Por qué tuvieron que coger ese avión, si podían haber cogido otro?. ¿Por qué no les propuse yo lo que habíamos pensado en un principio para las vacaciones?, ¿Por qué tuvieron que salir a esa hora y no quedarse a comer tranquilamente en Madrid y después salir?..Todas estas preguntas son inevitables, pero deben y tienen un tiempo acotado, más allá de ese tiempo se convierten en círculos obsesivos y recurrentes que invalidan a la persona afectada a continuar su ciclo vital y su integración plena en la vida. Han de entender que la vida es arriesgada en sí, no importa el cuidado que tengamos, ni las medidas que utilicemos. Si las preguntas siguen invadiendo nuestra cabeza, se aconseja expresarlas con otra persona, para así aportar otro punto de vista más favorecedor y balsámico.
·         En el caso de este desgraciado accidente nos enfrentamos al trauma, la muerte y la supervivencia mezclados, lo cual complica enormemente el proceso de alivio y de homeostasis psíquica. Es una herida que dejará cicatriz para siempre, pero se puede y se debe vivir plenamente con ella. En estos casos de desastre se ha de enfrentar el individuo antes, al trauma que al duelo (hecho diferencial con una muerte natural). El trauma puede desembocar en un trastorno por estrés post.traumático (TSPT), una reacción producida ante un suceso ajeno al entorno natural de la experiencia humana, entonces el shock del suceso traumático y doloroso frena la reacción de duelo. Es como si se produjese un “overbooking” en el organismo, y este da preferencia de salida al trauma, puesto que es más invalidante y paralizante para el propio organismo.
 
 
FACTORES POST-TRAUMA RELEVANTES EN LAS RESPUESTAS DE RESISTENCIA Y VULENRABILIDAD DE LAS VÍCTIMAS.
 
1.       Sensación de pertenencia a grupo de víctimas. Creación de grupos de una identidad colectiva entre aquellos sujetos que han compartido la misma experiencia y que relatan idéntica narrativa experiencial.
2.       Clima social. Visión que los no afectados tienen de los afectados. En este desastre la visión es unánime de toda la población española, sin embargo, en víctimas del terrorismo, existe una visión bipolar entre los afectados y los no afectados, según su prisma político.
3.       Conservar el control sobre la propia vida. Facilitar sensaciones de control y autodependencia, frente a circunstancias que potencien dependencia e indefensión. Apoyo y medios sociales, económicos, jurídicos, familiares y objetales.
4.       Recuperación de rutinas. Recuperar la sensación de seguridad psicológica versus incertidumbre e inseguridad. Ejercitar una proporción adecuada de tensión acción que posibilite la singladura vital frente a la paralización.
5.       Condiciones de vida. Integración social frente a marginación, soledad y abandono. Es frecuente que con el transcurrir del tiempo la sociedad olvide a las víctimas, sintiéndose relegadas y excluidas de un dolor todavía no resuelto.
6.       Perspectivas de futuro. Cambiar la visión pesimista respecto al futuro personal, por una adecuada visión realista, ajustada y serena del fluir vital.
 
 
INDICADORES EMOCIONALES DE LOS FAMILIARES AFECTADOS POR PÉRDIDAS MÚLTIPLES.
 
·         Una vez que se han enfrentado al trauma y han superado la conmoción y la negación, es importante para ellos separar cada pérdida. En estos casos es difícil saber por quién lloras en cada momento. Las pérdidas se entremezclan de manera natural. Pero es importante dedicar el tiempo debido a cada persona. Si lloras por una persona y las demás interfieren en el duelo, te sentirás abrumado por el dolor.
·         Al final, todos los familiares deben pasar de preguntarse ¿Por qué? A pensar qué van a hacer con el resto de la vida.
·         Lo que verdaderamente importa es cómo se soporta el destino, cuando ya no se tiene poder para evitarlo. Dicho de otra forma: cuando ya no existe ninguna posibilidad de cambiar el destino, entonces es necesario salir al encuentro del mismo destino con la actitud acertada.
·         Sólo tienen que darse a sí mismos mucho tiempo y buscar ayuda. Puede ser que tarden años, pero en algún momento encontrarán una forma de honrar las vidas perdidas, sin sentir ese insoportable dolor que sienten ahora.
·         Es recomendable para aliviar la pérdida volver al lugar del accidente para ayudarse a sí mismo, mediante expresiones individuales de dolor: llanto o silencio.
·         El trauma y el dolor nos invitan a conocer nuestras fuerzas, resistencias y esperanzas. Nunca el dolor es baldío por muy doloroso que nos parezca.
 
….”Noche tras noche vienen la alegría y el dolor
y antes de que lo adviertas te abandonan los dos
y van a decir al Señor
cómo lo has soportado…”. Julius Sturm.
 
 
 
 

 

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