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Diario YA


 

Esto fue lo más destacado del discurso balance del año de Feijío

Sin duda llevamos varios lustros concatenando crisis. Empezamos con una crisis financiera, cuando estábamos empezando a remontarla nos llegó la crisis de la pandemia, y cuando empezábamos a salir del túnel del virus empezó ya la crisis inflacionaria de precios; la crisis de crecimiento económico de España agravada por la guerra de Rusia invadiendo ilegalmente Ucrania.

 
Hay muchos jóvenes de 25-30 años que han vivido casi de forma permanente en una crisis en su país. Y es que desde el año 2008 hemos vivido en sucesivas crisis que acabo de reproducir, y es verdad también que los no tan jóvenes están preocupados, lógicamente, por la viabilidad del sistema de bienestar dada la situación que vive España de déficit público, de deuda pública y de falta de crecimiento económico.
 

En un contexto como este de profundas incertezas, de graves problemas y de preguntas trascendentales, creo que los ciudadanos necesitan de la política certezas y soluciones. Para eso está la política y para eso deberían de estar los gobiernos.
 

Y cabe preguntarse si en la España actual los ciudadanos están recibiendo de la política lo que merecen. Insisto, si están recibiendo certezas, respuestas y soluciones.

 
Y a tal efecto me gustaría enmarcar este balance en cuatro apartados. El primero de ellos referido a los retos del año 2022, como ha ido el año 2022; el segundo referido a la reivindicación de la política; el tercero referido a la crisis institucional o al deterioro de las instituciones, y el último al año 2023, en el que estamos persuadidos de que habrá cambio político en España.

 

Me gustaría empezar, como es lógico, por mi partido. Creo que es mi obligación y mi deber.

 

Ustedes conocen perfectamente que en el año 2022, en el primer trimestre de 2022, el Partido Popular sufrió una crisis aguda y profunda. También una crisis corta en el tiempo, pero sin ninguna duda una crisis de nuestro partido en este año 2022.

 

Eso llevó a que yo esté dando en este momento esta rueda de prensa porque asumí el liderazgo de mi Partido sabiendo muy bien, o interpretando muy bien, cuál era la situación de mi partido, y por lo tanto las características que van a seguir inspirando mi presidencia en el Partido Popular. En primer lugar, la humildad de servir a los ciudadanos; en segundo lugar, la responsabilidad que tiene este partido de Estado; y, en tercer lugar, mi compromiso para que mi país vaya mejor. Esas son las tres condiciones y características que voy a seguir implementando.

 

Me gustaría para acabar este asunto hacer algunos apuntes de lo que ha ocurrido en los últimos ocho meses en el PP en el conjunto de España.

 

En primer lugar, hemos logrado una victoria histórica en las elecciones de la Comunidad Autónoma más poblada de nuestro país, de Andalucía, y eso se debe, en primer lugar, al muy buen trabajo del Gobierno andaluz en la última legislatura y de una forma muy especial al liderazgo del presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno.

 

En segundo lugar, hemos ordenado el partido a nivel autonómico y tenemos cerrados ya varios congresos de renovación del PP en las comunidades autónomas y todos los candidatos del PP en todas las comunidades donde va haber elecciones en el mes de mayo del próximo año.

 

Y en tercer lugar, hemos cerrado prácticamente todas las candidaturas en las capitales de provincia y en todas las ciudades españolas, y lo haremos público de acuerdo con las fechas previamente aprobadas en el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva Nacional, y a tal efecto empezaremos ya con un Comité Electoral para nombrar a los candidatos a la presidencia de las comunidades autónomas.

 

Para acabar este aparato relativo al PP me gustaría trasladarles nuestras expectativas electorales. Estamos convencido de que el partido está en condiciones de reeditar todos sus Gobiernos Autonómicos en los que actualmente actúa y gobierna; en segundo lugar, con mayor o menor dificultad, estamos en condición de ganar en cualquiera de las comunidades autónomas que se someterá a las urnas en el mes de mayo del año 2023, y por último el PP gana en todas las encuestas que ustedes publican salvo en una, que está firmada por un militante del PSOE que entendemos no tiene mayor relevancia demoscópica.

 

Por tanto, si en algún momento se cuestionó la viabilidad y la supervivencia del Partido Popular, quiero decirles que el PP goza de buena salud y, en mi opinión, goza de una salud tan buena como en sus mejores momentos. Entiendo pues que los compañeros, simpatizantes y militantes del PP han cumplido sus obligaciones.

 

La segunda cuestión, que para mi es mucho más importante que la primera, es la importancia de la política. Yo asumí la presidencia del PP porque entendí, como recordaba, que tenía que cumplir con mi deber como militante del PP y como dirigente del PP. Pero esto es lo menos importante, lo que realmente me llevó a asumir este liderazgo y dimitir de los cargos de representación que tenía hasta la fecha fue, sobre todo, la obligación moral con mi país. Di este paso porque quiero mejorar la política española, di este paso porque quiero ofrecer a España una alternativa a la altura de la sociedad y di este paso porque, en mi opinión, España merece un Gobierno mejor. Estas son las razones por las que asumí este reto.

 

En mis primeras intervenciones dije, y lo mantengo, que en la política, y muy especialmente en el Gobierno de la nación, sobra frivolidad, sobra inexperiencia, sobra división, sobra soberbia y sobra ruido. Y por el contrario, en la política, y muy especialmente en el Gobierno de la nación, falta rigor, falta seriedad, falta planificación y falta orientación a los intereses generales en la acción de Gobierno. Y sobre todo, en resumen, en nuestro país, falta sentido de Estado; y por esto vengo a reivindicar la utilidad de la política.

 

Hoy estas críticas, que en mi opinión son simplemente descripciones, están más vigentes que nunca; y hoy las crisis de las que he venido hablando, la crisis económica, la crisis social y la crisis institucional está más agravada, si cabe, que cuando empezó el año 2022.

 

Y ojalá este fuese un problema que solo afecte a la política y ojalá se pudiese analizar en términos de derrota de un partido o de su adversario. El problema es que quien paga la mala política no son los políticos, sino quien paga la mala política son los españoles y las instituciones del Estado.

 

Sánchez compareció hace unos días delante de todos ustedes con un nuevo eslogan, eso sí hay que reconocerle que los construyen con una velocidad de vértigo, y el nuevo eslogan es avanzar y proteger. Dos verbos que no resisten el más elemental análisis objetivo contrastado con la realidad española.

 

No hay ningún avance en ser la última economía de la Unión Europea, al ser el país de los 27 de la UE que no ha recuperado su Producto Interior Bruto del año 2019. Esta es una legislatura, a efectos económicos, perdida.

 

España hoy es más pobre que en el año 2018, y España es un país más endeudado que en el año 2018 cuando llegó al Gobierno Pedro Sánchez. Tampoco hay ningún avance en ser líderes de la Unión en paro, tanto en el paro general como en el paro juvenil, no hay ningún avance en haber roto todos los récords de deuda pública, y es que somos un país que ha incrementado su deuda pública el doble de la media de los países de la UE, y no se está protegiendo a los ciudadanos cuando se ha disparado la desigualdad en España, y es que 13 millones de españoles viven en riesgo de pobreza y más de cuatro millones de españoles viven en situación de carencia material severa.

 

Y tampoco se está protegiendo a los ciudadanos cuando se observa de forma impasible lo que está ocurriendo con la pérdida de poder adquisitivo de las rentas medias y bajas y en la cesta de la compra más alta de la UE, con un crecimiento de más del 15% de los precios en los últimos meses.

 

Las últimas medidas del tercer decreto denominado anticrisis vienen a demostrar que el Gobierno vuelve a estar desbordado. Sánchez ha llegado tarde a todas las medidas, los grandes anuncios de los planes anticrisis han sido una copia de las propuestas del PP; eso sí, una copia incompleta y tardía.

 

Desde el PP, en el mes de abril, a las pocas semanas de tomar posesión como responsable de esta formación política, propuse la bajada del IVA de la luz y del gas; esto no llegó hasta el mes de julio y del mes de septiembre. En el mes de septiembre el PP también propuso la bajada del IVA de los alimentos básicos de la compra. Esto, desde el mes de septiembre no va llegar hasta principios del mes de enero.

 

Es de una falta de humanidad y de empatía terrible que, hayamos pasado todas las navidades y todo el mes de diciembre, con los precios de la cesta de la compra más caro de la última década sin hacer ni una sola rebaja del precio de los alimentos, es impropio de un Gobierno con la mínima sensibilidad social.

 

Sánchez no solo ha perdido la conexión con la realidad, sino que este retraso en las medidas que propuso el PP ha conllevado un gasto para las familias españolas de más de 800 millones de euros que se pudieran haber evitado si hubiésemos adoptado las medidas de la rebaja del IVA del gas, de la electricidad y de los alimentos básicos cuando lo propusimos en el mes de abril y en el mes de septiembre de forma respectiva.

 

Por tanto, el Gobierno ha llegado tarde y la ayuda es claramente insuficiente. El Gobierno va a recaudar, entre más impuestos y más cotizaciones a la Seguridad Social, en el entorno de 50.000 millones de euros más que el año pasado y, lamentablemente, la mayoría de los colectivos vulnerables siguen sin ayuda o con ayudas absolutamente testimoniales.

 

El señor Sánchez sigue negándose a rebajar el IRPF a las rentas más modestas y a las rentas medias con la inflación subyacente por encima de la media de la UE, con la mayor inflación subyacente, por encima de la media de la UE, con la mayor inflación de los últimos dos años en el torno al 13% y con un incremento de las hipotecas exponencial que son justamente esta inflación y este aumento de las hipotecas lo que afecta con mayor intensidad a esas rentas medias y bajas.

 

Y ha empezado a recortar algunas ayudas, como las del combustible, mientras mantiene al Gobierno más caro de la historia democrática de nuestro país.

 

El Gobierno ha renunciado a mantener ayudas a colectivos vulnerables por no renunciar a un sinfín de ministerios y centenares de altos cargos simplemente por vivir mejor. Al Gobierno no le afecta la inflación ni el déficit ni la deuda ni las hipotecas.

 

El Gobierno pretende ahorrarse las ayudas al combustible y con esto costear la bajada del IVA de algunos alimentos, pero deja fuera de la cesta básica lo que son alimentos básicos como todo tipo de pescado, todo tipo de carne o todo tipo de conservas, que además afecta a sectores claves de la economía que es todo el sector primario; tanto la pesca, la ganadería y la agricultura.

 

Es difícil explicar también el ‘minicheque electoral’ que el Gobierno va a implementar. Es inmoral que el Gobierno financie con 400 euros actividades de ocio de personas de 17 años, el doble de cantidad que los 200 euros que reparte a las familias vulnerables en España. Insisto, me parece inmoral que el Gobierno busque un cheque para los jóvenes y que puedan invertirlo en ocio cuando las familias vulnerables españolas van a tener la mitad de importa de ese cheque para todo el año 2023. No tiene lógica, salvo a un Gobierno que su obsesión por las elecciones sea una obsesión que pasa todos los límites razonables. 

 

Insisto, vamos a pretender seguir ayudando a nuestro Gobierno, al Gobierno de España, al Gobierno actual, como lo hemos hecho anunciando propuestas, y queremos que ese tercer plan incompleto y tardía pueda incorporar propuestas que al menos minoren en parte las lagunas del referido plan.

 

Primero le vamos a plantear convertir ese ‘minicheque electoral’ en una devolución más amplia y automática vía IRPF a las rentas medias y bajas, y no tener que hacer no se cuántos papeles y no se cuánta burocracia que se pierde la mayoría en el camino y la mayoría de las familias no percibiría ese ‘minicheque electoral’. Al menos, que se le devuelvan de forma automática en el IRPF.

 

Vamos a plantear, sin duda, que la cesta de la compra se amplíe realmente a lo que son alimentos básicos: el pescado, la carne y la conserva. En tercer lugar, vamos a plantear la renovación de la bonificación del combustible, 20 céntimos por litro, al menos a todos los trabajadores autónomos de nuestro país, así como a las personas con rentas medias y bajas.

 

Y por último, vamos a seguir insistiendo en devolver una parte de la renta que se ha pagado de más a las rentas medias y bajas, rebajando el Impuesto de las Rentas a aquellas rentas de menos de 40.000 euros.

 

De este modo, si el Gobierno acepta estas propuestas constructivas podríamos mejorar la situación inflacionista que está pasando nuestro país.

 

Me gustaría ya pasar al tercer punto que se refiere al deterioro institucional.

 

La pasividad y la lentitud del Gobierno a la hora de ayudar a quienes más lo necesitan contrasta con su enorme diligencia en provocar la degradación de buena parte de las instituciones del Estado.

 

Sánchez ha quebrado la confianza de muchos españoles en las instituciones. Y lo lamentamos profundamente.

 

Porque la confianza en las instituciones se quiebra cuando se conculca el principio del mérito y el único mérito que se computa es la adhesión al líder. Me refiero a la ocupación personas relacionadas con el sanchismo en el CIS, Indra, el INE, la CNMV, el CNI, RTVE, Correos, el Tribunal Constitucional…

 

La confianza en las instituciones se quiebra cuando el Gobierno toma decisiones contra los intereses de la ciudadanía y no solo no rectifica, sino que pretende culpar a los demás de sus errores.

 

El mayor retroceso de nuestra historia democrática en la defensa de la igualdad y la libertad de las mujeres es la ‘Ley del Solo Sí es Sí’. Y nos preguntamos hasta cuando el Gobierno va a persistir en el error de no rectificar y no aceptar la propuesta de modificación de la Ley registrada por el PP y hasta cuándo va a seguir enrocado en culpabilizar a los jueces por la aplicación de una ley cuya autoría nada tiene que ver con los jueces, sino con el Gobierno.

 

La confianza en las instituciones se quiebra cuando el principal apoyo de un Gobierno es de aquellas minorías parlamentarias cuyo objetivo es degradar las instituciones. Incluso aquellas minorías cuyo objetivo es fracturar las instituciones del Estado, porque el objetivo final es fracturar el propio Estado.

 

Y la confianza se quiebra cuando un presidente del Gobierno toma las medidas contrarias a las que prometió. Y esto es especialmente grave.

 

El mismo Sánchez que dijo que nunca jamás haría descansar la gobernabilidad de España en los independentistas convirtió a Bildu y Esquerra en puntales permanentes de su Gobierno y su coalición parlamentaria. El mismo Sánchez que dijo que nunca jamás indultaría a los líderes del procés, los indultó. El mismo Sánchez que dijo que nunca jamás tocaría la sedición, la eliminó. El mismo Sánchez que dijo que nunca jamás daría un paso atrás en la lucha contra la corrupción, rebajó la malversación de fondos públicos.

 

Ese mismo Sánchez que dijo que nunca jamás pactará un referéndum en Cataluña, ese mismo Sánchez hoy no tiene hoy credibilidad. Y no porque lo diga la oposición, sino porque lo dicen la hemeroteca y sus antecedentes. 

 

En los meses que llevo al frente de esta formación política ofrecí diálogo y recibí desprecio, en estos meses ofrecí acuerdos y recibí insultos, y en estos meses ofrecí palabra y recibí engaños.

 

Queda acreditado que Sánchez no quiere entenderse con el partido de alternativa al Gobierno, y es un partido que ofrece experiencia en gestión, especialmente en cómo gestionar las crisis económicas que ha sufrido España en los últimos años, es un partido que ofrece sentido de Estado y consenso para las grandes reformas. Sánchez prefirió un camino sin retorno, que es el de la crisis institucional y ha fiado la suerte de su Gobierno a aquellos de los que siempre había renegado, al menos el Sánchez candidato.

 

Y ha pactado la desprotección del Estado con aquellos cuyo único objetivo manifiesto es fracturarlo. Y eso lógicamente nos entristece como partido político.

 

Termino. Y quisiera hacerlo lamentando todo lo que ha pasado y está pasando, entre otras cosas porque lo conoce muy bien la inmensa mayoría de los españoles a quienes les ocupa y preocupa la situación económica, social, institucional y política de nuestro país.

 

Me gustaría trasladarle a todos ellos un mensaje de esperanza, de confianza e incluso de enmienda en la política que estamos padeciendo en España.

 

En mayo, todos los españoles, habiten donde habiten, en cualquier ayuntamiento pequeño o gran ciudad, podrán expresar con claridad qué opinan y cuál es el balance de los últimos años y qué pretenden y qué quieren para los años siguientes. Creo honradamente que España merece un mejor Gobierno.

 

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