Principal

Diario YA


 

Las sentencias de EpC: el mínimo ético del consenso

Beatriz Bullón. 24 de febrero.

               Las cosas que necesitan mucha explicación es que por sí mismas no son suficientemente explicables. Esto es lo que sucede con las sentencias del Tribunal Supremo sobre Educación para la Ciudadanía. Por una parte, se reconoce una ética común en que el Estado debe adoctrinar, y por otra, se insiste en que la Administración educativa no  puede imponer puntos de vista determinados sobre  cuestiones morales controvertidas en la sociedad.

La solución salomónica es de difícil armonización. En primer lugar; no sabemos que integra la ética común, en segundo lugar; cuando una cuestión moral es controvertida. La inseguridad jurídica está servida.

Respecto a la primera cuestión, las sentencias señalan que “los valores que constituyen el sustrato moral del sistema constitucional y aparecen recogidos en normas jurídicas vinculantes, representadas principalmente por las que reconocen los derechos fundamentales” es “un espacio ético común”. En ellos el Estado sí puede adoctrinar y promover la adhesión. Pero, como señala uno de los votos particulares, los valores, al positivarse, reciben diversas interpretaciones. Por lo cual cambia el pretendido carácter común de esos valores.

Podemos poner un ejemplo: La sentencia habla de valores éticos comunes, pero en nuestra legislación tenemos variables. Así;  el valor de la vida reconocido en la Constitución, en el Proyecto de Ley del aborto se interpreta que no existe para el nasciturus hasta después de las primeras dieciocho semanas de embarazo. El derecho a la vida de la ética común es elástico. No hay derecho a la vida para los nasciturus.

Nos planteamos si nuestros hijos se han de adherir a ese determinado valor de la vida. Si los más de 100.000 abortos anuales que se dan en España son daños colaterales a la educación en valores éticos comunes, querríamos apearnos de esos mínimos éticos.

Respecto a la prohibición de “inculcar puntos de vista sobre cuestiones morales que en la sociedad española son controvertidas”, que impide adoctrinar a los alumnos “sobre problemas en que no existe un generalizado consenso moral” se va a convertir en la causa de litigios clave en esta materia. ¿Cuándo estaremos ante el consenso moral? Si la ley del aborto se publica en sus términos actuales, al estar promulgada ¿ya no hay cuestión controvertida? ¿hemos de entender consenso moral sobre la materia? Sin duda, la habrá consensuado la mayoría del Congreso. En el extremo opuesto, podemos entender que no hay consenso moral siempre que sobre cualquier cuestión salgan dos personas con una pancarta en contra.

Es lo malo del relativismo, al no haber verdad, ésta  puede ser instrumentalizada para fines de  poder. Si el Estado puede adoctrinar en “su” mínimo ético, éste será cada vez más amplio, no sólo se acaba la verdad, también lo hace la libertad.

Pero sentencias como esta rompen las cadenas de la esclavitud. Ya ha empezado un movimiento fuerte entre padres, profesores y personas interesadas por la enseñanza. Ya la sociedad se está enterando del adoctrinamiento que existe desde hace mucho en nuestra educación. Se ha roto la espiral del silencio y su oleaje no ha hecho sino comenzar.

 

Etiquetas:beatriz bullón