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Diario YA


 

Una película de Paco Arango

Lo que de verdad importa

Víctor Alvarado

Esta semana se ha estrenado una película de esas que te toca el corazón y encima el 100% de los beneficios irán a parar a la red de campamentos para niños enfermos (SeriousFun Children´s Network), fundada por el mítico Paul Newman y la fundación Aladina, que preside Paco Arango.

La dirección de este trabajo corresponde al  citado en último lugar, al que recordarán por la serie  de televisión ¡Ala…Dina!, que hace unos años debutó con una cinta bastante bonita, titulada Maktub, que de un modo simpático hablaba sobre el cáncer y la esperanza.  

Los que tengan temor a que un cineasta español haya dirigido esta producción canadiense, no deben asustarse porque Paco Arango no es el tipo de directores que se agarra al habitual sectarismo de nuestro cine, sino que se aparta de ese modo de entender la vida,  desmarcándose como ya  han hecho Icíar Bollaín,  Gracia Querejeta,  Gustavo Ron, Juan Antonio Bayona o  Pablo moreno. Este cineasta ha contado una historia profunda, optimista y divertida, impregnada de realismo mágico, transmitiendo valores e ilusión.

Cuenta la historia de Alec, un ingeniero mecánico inglés incapaz de poner orden en su vida. Cuando su tienda de reparación de aparatos electrónicos “El curandero” está a punto de quebrar, un familiar que nunca supo que tenía se ofrece a solucionar sus problemas a cambio de que se traslade un año a Nueva Escocia (Canadá), lugar de origen de sus antepasados. Allí descubrirá que a su alrededor comienzan a suceder las cosas más incomprensibles.

Habría que decir que este trabajo merece la pena no sólo por su altruismo, sino porque su calidad alcanza el  sobresaliente,  tanto desde el punto de vista técnico pues trabaja un fotógrafo de la talla de Javier Aguirresarobe como desde el punto de vista humano, con actores televisivos de la talla de Oliver Jackson-Cohen (Drácula de NBC), Camilla Luddintong (Anatomía de Grey) o Jorge García de la serie Perdidos.

Esta película, cuyo guión está escrito con ingenio y sin caer  en el buenísimo, enseña que los dones que Dios nos otorga,  los debemos poner al servicio de los demás. Y es que el protagonista presenta un aire mesiánico que, sí son observadores habrán percibido y que debe descubrir cuál es su misión en el mundo. Es como una película de superhéroes en cuanto al mensaje, pero sin superhéroes dando tortazos, ni vestidos con mallas ajustadas. Durante su visionado podemos reflexionar  sobre las heridas que necesitamos curar para darnos cuenta de nuestro potencial y poder ser felices.

Como dato curioso y en sentido positivo, los sacerdotes que aparecen en la película trasmiten credibilidad; alto grado de compromiso; sentido del humor y se acercan a la realidad que muchos hemos conocido. Personas dispuestas a asistir a los demás; conocedores del alma humana; enseñando con autoridad y mostrando una sonrisa auténtica y sincera.