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Diario YA


 

Manuel Morillo, del Foro Arbil, titula hoy su columna: "La transformación ideológica a través del lenguaje"

"La transformación ideológica a través del lenguaje"

Aunque el asunto no es nuevo, y su tratamiento puede parecer repetitivo, debido a la continua transformación que se hace del lenguaje como medio de manipulación de las ideas, es interesante ver, a título de ejemplos, palabras de uso muy generalizado, que pueden parecer similares a causa de la ambigüedad fonética, que induce a una fácil confusión de conceptos, pero que representan ideas antitéticas, para estar en guardia en nuestra comunicación diaria y evitar que nos metan de rondón algunos juicios erróneos.
 
Así la "unidad", unión armónica de partes homogéneas que forman un todo indivisible, por ejemplo, que constituye una familia, donde cada individuo, tiene vida propia, actividades diferentes etc, pero está vinculado por el amor, no debe confundirse con la "uniformidad", forzada y anuladora, por ejemplo de una prisión, donde todos realizan las mismas actividades, llevan el mismo atuendo y mantienen el mismo régimen horario, pero donde la tensión se palpa en el ambiente. Es la misma diferencia que podemos ver entre la unión espiritual que se respiraba en la España del siglo de oro, donde, a pesar de aduanas interiores, diferentes legislaciones locales, etc, prevalencía la unidad fruto de la creencia en una misión común, frente a la uniformidad de la España de las autonomías donde la "homologación" a Europa, el "discurso cultural dominante", etc... crea una sociedad monótona y dirigida, donde el "pensamiento único" impone su tiranía.
 
Otra muestra de confusión deliberada se da entre los términos "Libertad" y "liberalismo". La "libertad" auténtica no es un fin, sino un medio para la conquista del bien personal y del bien común porque es la Verdad la que nos hace libres. El "liberalismo", sin embargo, basado en el relativismo filosófico, es la inseguridad jurídica y la tiranía económica, es el darwinismo social y la dictadura del número en las urnas frente a la persona individual.
 
Otra confusión deliberada se produce entre los conceptos "social", lo que afecta a la comunidad, y se preocupa de sus condiciones laborales, sanitarias, asistenciales y de bienestar, etc... y "socialismo". Como resultado del éxito de esta confusión mucha gente, asumiendo el engaño incautamente, se asombra de que bajo gobiernos socialistas las empresas financieras crezcan escandalosamente, mientras la legislación laboral crea los contratos basura y el desempleo se dispara, cuando la pauperización social está dentro de la naturaleza del socialismo y es necesaria para que éste se autojustifique.
 
Terminaremos estos breves ejemplos, distinguiendo entre "pacíficos" y "pacifistas", entre los que quieren la paz, como fruto de la justicia y los que, en el mejor de los casos, renuncian irresponsablemente a bienes superiores por una falsa paz, entendida sólo como ausencia de guerra, y los que organizados por organizaciones oscuras, no son otra cosa que quintacolumnistas de potencias o ideologías y que desarman moralmente a la sociedad para que pueda ser sometida más facilmente a regímenes tiránicos.
 
Mantengamos también la alerta en otros campos del lenguaje si no queremos hacernos cómplices de algunos de los males que padecemos, como el apoyo que de forma inadvertida dan muchos medios a los separatismos cuando, por ejemplo, dan el nombre de grupo parlamentario con el gentilicio de la región a la representación política del partido secesionista, cuando éstos no representan ni la quinta parte de los votos emitidos y la cuarta parte de sus representantes en Cortes.

 

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