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Diario YA


 

Una victoria decisiva de Viktor Orban en Hungría

José Luis Orella
En las elecciones parlamentarias de Hungría de 2022 se eligieron los 199 miembros de la Asamblea Nacional, quienes a su vez escogerán al primer ministro de Hungría para el período 2022-2026. Fidesz ha conseguido superar sus expectativas con un 53.96% y 135 escaños, aumentando dos más su gran mayoría, mientras la oposición combinada de verdes, liberales, antiguos comunistas y nacionalistas antisemitas bajo el liderazgo de Péter Márki-Zay han llegado a 56 escaños con un 34.18%, un respaldo bastante menor que el que creían los medios de comunicación occidentales podían tener, perdiendo 7 escaños con respecto a los resultados anteriores en que fueron por separado. En último lugar László Toroczkai de MiHazank, una escisión del nacionalista Jobbik, cuya convergencia bien financiada desde el extranjero, hizo que le su vicepresidente László Toroczkai nos e dejase comprar por los dólares de los filántropos de las ong,s creando su propio movimiento y siendo respaldado por un 6.34% y 7 diputados. Finalmente parece que ha entrado en el parlamento Gergely Kovács, un satírico juglar votado por sus exabruptos. Con estos resultados, Viktor Orban tendrá una base social de 2.304.057 de magiares suficiente para respaldar sus iniciativas políticas.


Las claves de su victoria política están en su actual alianza electoral con el Partido Cristiano Demócrata (KDNP, Kereszténydemokrata Néppárt) le ayuda a retener un electorado de centro sin competencia. Por otro lado, ha ido sumando a los democristianos, otras tradiciones políticas. En el 2011 se la disolución de Foro Democrático Húngaro (MDF Magyar Demokrata Fórum) que había representado el mundo conservador y nacionalista anticomunista durante la transición, absorbiendo no sólo a su electorado, sino también su discurso político. Dos años después, otra sigla histórica de la reciente historia democrática, la Alianza de los Demócratas Libres (SZDSZ, Szabad Demokraták Szövetsége) que compartía el mensaje liberal con Fidesz, desapareció en el 2013 por sus malos resultados. Estos hechos han favorecido a una figura como Viktor Orbán, histórico disidente contra el comunismo, haya ido sumando a sus siglas a sus antiguos compañeros de lucha contra el comunismo.
En frente suyo una oposición plural y dividida de opciones diferentes ha tenido que unirse para poder tener un mínimo de probabilidades de armar una alternativa que ha conseguido el apoyo de 1.486.824 húngaros. El Partido socialista Húngaro (MSZP, Magyar Szocialista Párt) heredero de la tradición comunista y descabezado por la colaboración con la policía política de algunos de sus dirigentes; el movimiento Jobbik, nacionalista y nostálgico de la idea de la Gran Hungría y el partido Verde, son los portavoces de una visión crítica del ejecutivo de Fidesz, al que se han ido sumando opciones menores, imposibles de formar un programa coherente por ser el único factor de unión la lucha contra Orban.
Sin embargo, los resultados positivos en el plano económico del gobierno de Orban, con la cancelación de su endeudamiento, la desaparición del desempleo y los apoyos sociales a los sensibles a caer en la pobreza han ayudado a convertir el país en receptor de emigrantes en vez de expulsarlos. Su política exterior con personalidad le ha dado protagonismo a un país pequeño como Hungría, que busca su autonomía energética, su estabilidad llevándose bien tanto con Rusia como con los EEUU, y ser la entrada a Europa de los productos venidos de su oriente, tanto Rusia como China. Con respecto a la guerra de Ucrania le ha convertido en hogar de más de medio millón de refugiados ucranianos, aunque sin solidarizarse con un país que excluyó el húngaro del sistema educativo, marginando a su minoría magiar.
En cuanto al referéndum sobre la ley de protección a la infancia, otorga la responsabilidad de la educación de los jóvenes a sus padres y los protege de adoctrinamiento de los lobbies. Sin embargo, la comisión europea en vez de ayudar a la protección de la infancia ha congelado más de 7 mil millones de euros en fondos europeos, intentado chantajear al gobierno por su apoyo a las familias húngaras contra el adoctrinamiento de género. La victoria de este domingo vuelve a traer esperanza en un pueblo que defiende su libertad, recordando los tiempos pasados de su lucha contra el totalitarismo comunista, en su actual defensa contra al nuevo totalitarismo woke generado en las universidades estadounidenses, e impuesto incomprensiblemente por las instituciones europeas.
 

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