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Diario YA


 

Llevar a la COVID 19 a segundo plano parece exagerado

Vuelta a la guerra fría, cambios en el gobierno y cortinas de humo en Reino Unido

David Casarejos.  Presidente del Consejo de Residentes del centro de Reino Unido. Consejero por Reino Unido en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior
Semana tras semana cuando me siento a escribir y planteo el sentido del artículo me choco de bruces con la realidad que siguen escupiendo los medios acerca del Brexit.
Todas las noticias suelen estar de cierta manera unidas o ser consecuencia de la decisión de salir de la UE, y hoy todos los frentes, ya sea COVID, política exterior, inflación, el túnel entre Escocia e Irlanda del Norte, Marks and Spencer cerrando en Francia, o los cambios en el gabinete de Boris Johnson, serían muy diferentes de haber optado por otra solución a una salida brusca de la UE.
La semana ha vuelto a traer a las portadas la falta de suministros en supermercados y factorías, así como la falta de mano de obra, afectando al estado de la economía y previsiones futuras tanto a corto plazo, con los problemas que vaticinan para navidades, como a largo plazo.
Justin King, previo director de la cadena de supermercados Sainsburys, tras pasar por puestos similares en Marks & Spencer o Asda, se ha despachado esta semana dejando claro que dentro de 2 años nos daremos cuenta que las noticias más importantes y con mayor impacto en 2021 fueron las consecuencias del Brexit y no la COVID.
Llevar a la COVID 19 a segundo plano parece exagerado, pero el pasado jueves durante su ponencia en la Conferencia del sector de supermercados, habló por ejemplo de un efecto que está para quedarse y es el impacto del incremento de costes laborales en el sector, que implicará una necesidad urgente de incrementar la productividad, y que no se va a solucionar si no hay voluntad política… y no, hoy en día en Reino Unido hay más banderitas que voluntad política me temo.
Las compañías británicas sufren en su suelo, y fuera de su territorio.
La dirección de Marks & Spencer, tras semanas de fotos de pasillos vacíos de productos en Paris, ha decidido que la aventura europea se acabó y cierra 11 tiendas en suelo francés. Su director internacional, Paul Friston, explica que la imposibilidad de asegurar productos frescos, tras un viaje en el que pasan esperas largas en colas interminables de vehículos, controles aduaneros, y costes mayores para hacer el mismo trayecto, hacen inviable una cadena de supermercados como Marks & Spencer en suelo de la UE.
El Brexit puso barreras a movilidad de productos y de trabajadores y hay más de 500 mil puestos de trabajo disponibles en la distribución de productos alimenticios. La falta de trabajadores tiene como consecuencia lógica una inflación en los salarios que repercutirán en los consumidores.
Pero en realidad no ha cambiado nada en las últimas semanas, lo único que cambia es que, con el tiempo, más y más cadenas, empresas, directores generales, incluso medios de comunicación, apuntan con el dedo al Brexit y se hace más claro que la decisión tomada por un 52% de la población hace 5 años, cada vez cuenta con menos apoyos de los sectores productivos en el país.
“¿Como podemos enterrar estas noticias negativas?” pensará Boris…y acto seguido y como buen presidente conservador hace dos llamadas de teléfonos y se soluciona un tratado que parece salido de 1980 y de periodo de guerra fría. La firma de un tratado entre Australia, EEUU y Reino Unido, para amenazar en el Pacifico con submarinos nucleares a un gigante como China, no es más que un ejemplo de las pueriles bravuconadas de países que tras retornar fuerzas de Afganistán tienen que buscar que hacer con los recursos militares que no usan.  
En Reino Unido la asignatura de Geografía debería tener más importancia en los colegios elitistas como Eton, y deberían aclarar que Reino Unido está en el Atlántico. Muchos de sus dirigentes están más preocupados en atar tratados comerciales y militares en países que están a 10 mil kilómetros y sobre los que perdió su control colonial hace décadas. Clases de Geografía y de Historia, les haría falta.
Y para seguir tapando la crisis del Brexit auto-infligido, nos han rellenado la semana con cambios en el gabinete, y movimiento de piezas sin sentido.
En Educación han tardado más de 18 meses en deshacerse de Gavin Williamson que ha dirigido el desorden e improvisación de las escuelas durante la crisis de la COVID, con decisiones que llegaban tarde y mal, y con quejas por parte de profesores, alumnos, y familias.
Justicia, Vivienda o Exteriores también han sufrido cambios en quien ocupa las carteras, y han mandado al banquillo a Dominic Raab, con quien se reunió recientemente en Londres nuestro nuevo ministro de Exteriores, el Sr. Albares, y han cambiado de roles a la ministra de Comercio, que tan poco éxito estaba teniendo en este aspecto, Liz Truss.
Para comer aparte es el hecho de volver a incluir a Michael Gove. Previamente fue secretario de estado de Educación, y luego de Medioambiente y Asuntos Rurales. Es un viejo conocido, aunque lo es más por sus metidas de pata que por aquello que haga bien, si es que hay algo que haga bien…
Submarinos nucleares, cambios en el gabinete, y finalmente la cortina de humo que tanto ha servido en el último año y medio en Reino Unido, que es la COVID 19.
La inoperancia de un país en el que no se exigen mascarillas en ningún ámbito, con estadios llenos, así como el parlamento, pero que tienen la frivolidad de catalogar en diferentes colores a países como España, según su riesgo. El jueves fueron 27 mil infectados en Reino Unido frente a 4 mil en España, y España tiene color ámbar y “no es zona segura”. Esta semana se discute el cambio de sistema, sin aclarar nada, y sin confirmar si se siguen exigiendo pruebas y cuarentenas en un país en el que no hay medidas desde hace meses.
…y ahora planean volver al sistema de medición imperial, pero ni las onzas, ni las libras les van a devolver a la posición influyente y relevante que disfrutaban en el mundo anterior al Brexit.