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Diario YA


 

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Beatriz Bullón. 11 de noviembre.

            En nuestro estudio sobre educación para la ciudadanía decíamos que no se puede señalar como referente moral de conducta los principios democráticos y los derechos y libertades fundamentales, porque tales principios y derechos forman parte de nuestro ordenamiento jurídico, y como tales se han de respetar, pero no forman parte del juicio moral.

Esta nueva ética estatal olvida la diferencia entre Derecho y Moral.
 
 Pero entre ellos median importantes diferencias: la moral se dirige a toda clase de actos y el derecho sólo a los externos,  la moral considera la intención en los actos y el Derecho sólo a si son realizados consciente y voluntariamente, su obligatoriedad radica para la Moral en la propia razón del precepto, en el Derecho radica en la voluntad del que lo establece.
 
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos ver el retroceso que supone esta confusión para la formación moral de los niños. Conlleva necesariamente la pérdida de la moral. Antígona enterrando a su hermano contra la voluntad de Creonte ya no es justificable. No lo es porque lo único que indicaría la bondad o malicia de la conducta sería precisamente la voluntad del tirano, su voluntad recogida por la ley es el referente del juicio moral. La adecuación del comportamiento de la protagonista de la tragedia griega a otros preceptos trascendentes que son la base de su juicio ya no tiene razón de ser, se impone Creonte y Antígona desaparece para siempre.
 
La nueva Antígona aceptará cualquier indicación del gobernante. Bien, libertad y derechos humanos ya no existen. Sólo principios y derechos que convengan al legislador. Puro positivismo jurídico, hoy imperante.
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