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Justicia en los grammy

Paco Ochoa. 13 de febrero.
 
Lo confieso, si hace una semana alguien me hubiese dicho que iba a titular así esta página hubiese dudado de su cordura. Nunca he simpatizado con los grammy, me han parecido una ceremonia grandilocuente, excesivamente supeditada al mercado y con muchas más lentejuelas que talento. He sido, por lo tanto, bastante distante con sus reconocimientos y ajeno a sus recomendaciones. Ya me preparaba este año para repetir actitud, cuando la noticia me asaltó en los titulares: la pareja Robert Plant-Alison Krauss superaba en galardones a los hasta ahora favoritos, y siempre insufribles, soldaditos de Coldplay. La cosa me pareció merecedora de celebración y, por supuesto, completamente digna de compartirla con ustedes.

Esta pareja, que se ha llevado cinco gramófonos, fascina desde el principio. Que el martillo de Thor de Led Zeppelin pudiese conseguir algo atractivo con una delicada cantante de bluegrass era impensable, pero funcionó. Robert Plant (West Bromwich, 1948) se junto con Alison Krauss (Illinois, 1971) y alumbraron Raising Sand, un prodigio lleno de folk, rock y country que apareció a finales de 2007 y que ahora ha sido reconocido como merece.

Bien es cierto que el matrimonio artístico contó con  ayudas inestimables. Un disco tan hermoso no habría sido posible sin la extraordinaria producción de un maestro como T Bone Burnett, que consiguió un sonido profundo, misterioso y lleno de matices que ha sido el artífice de un alto porcentaje del éxito final. Junto a él, un impresionante grupo de instrumentistas que, guiados por el guitarrista Marc Ribot, dan una lección de talento y elegancia. Una elegancia que les sobra a Plant y Krauss. Es sorprendente escuchar a la antigua fiera de los Zeppelin realizar un prodigioso ejercicio de contención y conseguir la mejor interpretación de toda su carrera junto a una Alison Krauss en estado de gracia.

Más allá de Grammys y demás historias, háganme caso, corran a la tienda más cercana consigan este disco y comiencen la escucha por Killing The Blues. No tardaran en notar que su casa se llena de magia, cariño y belleza. No falla.

Ah, por cierto. Si ven el Viva la Vida de Coldplay, hagan caso al título y pasen de largo. 

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