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La final esperada desde septiembre

Daniel Blanco. 9 de junio. Estaba en casa dispuesto a ver el partido entre el Tau y el Real Madrid y se me ocurrió comentar en voz alta. “Qué trio arbitral de calidad. Se nota que es la semifinal de la ACB. Hierrezuelo, Arteaga y Perea”. Justo treinta segundos después, cuando el balón ya estaba en juego, mi afirmación se la tragó la tierra con la velocidad que le pitaban al Madrid tres faltas personales seguidas. Ninguna de las tres fueron, pero lastraron al Madrid en el primer tiempo y eso que al conjunto de Plaza no le gana nadie en orgullo. Por eso se fue incluso arriba al descanso, pero el daño ya estaba hecho. Los árbitros habían enseñado sus cartas demasiado pronto.

Por supuesto que el Madrid tiene peor equipo que el Tau y no digo para nada que el equipo vitoriano no esté en la final por méritos propios, que lo está. Lo que digo, y lo llevo observando toda la temporada, es que Vitoria se ha convertido en una plaza complicada para arbitrar, donde el ambiente es insufrible y donde es muy difícil ganar. De hecho nadie lo ha logrado este año. A esa complicación y respeto del arbitraje hacia Vitoria ha contribuido totalmente el equipo, que se ha convertido en un grande de la ACB. Como grande, los árbitros han incluido la capital vasca en las ciudades donde el rival tiene que jugar al doscientos por ciento para conseguir ganar.

El Tau ganó bien, todo sea dicho de paso, a un Madrid que tuvo opciones y muchas pero al que destrozó la baja definitiva de Bullock todo el segundo tiempo. Porque el equipo de Plaza llegó a estar arriba a tres minutos del final del tercer cuarto y eso no es fácil. Es verdad que el último periodo en Vitoria se hace largo y un descuido del Madrid lo aprovechó el Tau para empezar a cerrar el partido con un 8-0 de parcial al finalizar la tercera entrega del partido.

En la final se las verá con el Barça que sufrió demasiado para ganar al Unicaja. De hecho los malagueños tuvieron la bola de partido antes de la prórroga pero Ndong no se atrevió a tirar como tampoco lo hizo el día de la final de Copa ante el Tau. Son esas cosas que no entiendes en un jugador o en un técnico. La prorroga estaba conseguida y el senegalés no tiene mala mano. ¿Por qué entonces se niega a mirar a canasta?

Con sus pros y contras y con los sufrimientos de los dos equipos para llegar hasta la final, tenemos en definitiva la serie que deseábamos. Si se llega a los cinco partidos habrá habido 14 Tau-Barça. Ya ha habido nueve, con seis victorias para los vascos y tres para los azulgrana. Estas victorias del Barça quizá fueron las que más dolieron al Tau porque significaban el pase a la Final Four de la Euroliga, torneo que lleva persiguiendo años el cuadro baskonista.

Daremos cuenta de la final en esta columna. Ya tendremos la semana que viene que analizar dos partidos porque la serie empieza el jueves y continúa el sábado, con la obligación del Barça de robar un partido al menos en cancha ajena. Nadie ha remontado un 2-0 en contra y eso lo sabe Pascual. El año pasado el Tau le robó los dos partidos al equipo azulgrana en el Palau y le endosó un 3-0 clarividente. Este año vuelve a repetirse la final (hacía nueve años que dos equipos no se veían dos años seguidos en la serie para decidir el título) y las cartas están marcadas. No hay favorito claro y, si hay que decantarse por alguno, lo harán por el dueño del factor cancha. Pero yo no pondría la mano en el fuego por ninguno. Va a ser apasionante.

PD 1. Creo que nos hemos quedado sin final de la NBA. Hay mucha diferencia entre Lakers y Orlando. Y cuando no la hay Stan Van Gundy, técnico de los de Florida, se dedica a realizar variantes incomprensibles que tiran por la borda el trabajo de su equipo

PD 2: Messina deja el CSKA. Camino libre para aterrizar en Madrid. Pero… ¿es realmente la solución? ¿no pedirá el italiano tres o cuatro jugadores de calidad para ganar los títulos? ¿Hay dinero en el Madrid para esto?

                  

Etiquetas:daniel blanco