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Diario YA


 

Una obra inútil y molesta

Ángel del Río. 20 de enero.

No podía haber obra más inútil y molesta que la que comenzó hace una semana y que tiene al borde de un ataque de nervios a los conductores de la zona sur. Se trata de la ampliación del túnel de Santa María de la Cabeza. Desde que Ruíz Gallardón decidió llevar a cabo esta obra llevo diciendo que el fin no va a justificar los medios, porque no tiene sentido hacer caso a un grupito de vecinos y prologar el paso subterráneo para que tengan un semáforo a las puertas de sus casas y no tener que desplazarse cincuenta metros, para cruzar por otro semáforo. El anterior alcalde, Alvarez del Manzano, se negó a complacer a este grupito de vecinos, porque lo que pedían era costoso, molesto y significaba el bloqueo de una de las entradas y salidas de Madrid más importantes. El grupito de vecinos le montó concentraciones y protestas colgadas de sus ventanas en forma de pancartas, pero Alvarez del Manzano no cedió a las presiones de unos pocos, se inclino por el interés general, por los derechos de todos los ciudadanos de Madrid y les negó este capricho al grupo de vecinos del paseo de Santa María de la Cabeza. Basta que su antecesor se lo negara, para que Gallardón se lo haya concedido a un puñado de vecinos que lo único que quieren es tener un semáforo a menos de cincuenta metros de su portales, y para ello se ha embarcado en un proyecto costoso, muy costoso, sobre todo en tiempo de crisis, tremendamente perturbador para el trafico de entrada y salida del sur de Madrid y sin otro provecho que no sea el particular de unos cuantos.

     Las obras de acondicionamiento comenzaron después del verano, lo que supuso cortar al tráfico el tramo del paseo entre la glorieta de Santa María de la Cabeza y el paseo de la Esperanza (sentido salida), pero el grueso de las obras, lo más duro del proyecto, empezó hace una semana con el corte a la circulación del paso subterráneo, lo que ha provocado un auténtico caos en el entorno, ha cortado la salida y entrada a la ciudad por la carretera de Toledo y ha provocado la indignación general de los conductores. Lo peor del caso es que esta circunstancia va a durar al menos ocho meses; ocho meses de calvario, de fatigas, de retrasos, pérdidas de millones de horas y mucho desgaste de nervios. Ocho meses al menos de tapón, de unas obras que no habrán merecido la pena, porque las molestias y el gasto no justifican el supuesto beneficio, o mejor dicho, comodidad, para unos cuentos. Creo, señor alcalde, que cuando usted tomó la decisión de ampliar el túnel, no calculó las consecuencias.

 

 

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